
El centro del culto a Bastet se hallaba en el delta, en la ciudad de Bubastis, cuyo nombre actual, Tell Basta, todavía recuerda a la diosa con aspecto de gata. Allí se encontraba el gran templo de Bastet, cuya existencia se remonta por lo menos a la IV Dinastía. El culto a Bastet estuvo particularmente arraigado durante la XXII Dinastía y se prolongó hasta bien entrado el Período Grecoro-Romano. De Budastis y otros lugares proceden las numerosas momias de gatos que, al igual que las embriagadoras fiestas de Bastet citadas por Herodoto, demuestran el gran predicamento alcanzado por la diosa.