Isis era una diosa muy sabia, casi tanto como el gran Ra, tan solo le faltaba conocer el nombre secreto de este para tener su poder.
Tanto ella como los demás dioses envidiaban a Ra, el era quien dominaba el mundo y toda criatura estaba sometida a él. En su juventud luchó por conseguir la autoridad que en su madurez le otorgaría el respeto y el reconocimiento que merecía por un reinado justo y pacífico.
Pero el tiempo no perdona, ni siquiera a las divinidades, y según Ra envejecía, los demás veían que cada vez estaba más cerca el momento de poder hacerse con su poder aprovechando su debilidad.
Isis trazó su plan. Hizo con sus manos una serpiente con barro y la dio apariencia de bastón. Cuando Ra cogió el bastón la serpiente le mordió, provocándole mucho dolor. Fue entonces cuando Isis apareció y le convenció de que moriría si no le decía su nombre secreto para poder acabar con el maleficio. Cuando no puedo soportar más dolor le dijo su nombre e inmediatamente el sufrimiento desapareció, pero a la vez Ra fue consciente de lo que había hecho, a partir de ese momento tendría que compartir su poder con Isis.