Seth aparece representado con la cabeza de un ser fabuloso y se le identifica por las orejas altar y puntiagudas, y por el hocico largo y quebrado. En el ámbito del mito de Osiris y Horus, Seth desempeña el papel de malvado y fratricida. La cuestión de la sucesión de Osiris desencadenó una larga lucha entre Horus y Seth, en cuyo transcurso ninguno de los dos rivales se detuvo ante infamia alguna a la hora de derrotar al oponente. Uno de los episodios de este enfrentamiento describe el intento de Seth de reducir a Horus a través de la homosexualidad, para degradarle en la asamblea de los dioses, pero Horus adivinó su propósito y gracias a un truco de su madre, Isis, logró desenmascarar a Seth y presentarlo como homosexual ante los dioses. Seth no se dio por vencido e insistió en una lucha sobre naves de piedra. Horus lo engañó una vez más, pues no construyó su nave de piedra sino de madera. La nave de Seth se hundió ridículamente y Horus venció de nuevo. Esta lucha duró más de ochenta años; al final Horus se proclamó vencedor y ascendió al trono de su padre Osiris.
Seth, que desde el comienzo había gozado del favor del dios del Sol, viajó a partir de entonces por el cielo en la barca de Ra. En el viaje nocturno del Sol Seth desempeñaba una importante tarea que ningún otro dios, excepto él, hubiera podido realizar. En la hora sexta de la noche, cuando el dios del Sol en su fase de regeneración era más débil, repelía el ataque de Apofis, el enemigo del dios solar, y con ello mantenía a salvo la creación. Esta acción, y en especial su carácter luchador y agresivo, le permitieron convertirse en el dios protector de los reyes de la XIX Dinastía. Tan sólo en el Período Tardío pesaron más las características negativas de Seth como asesino de Osiris, y encarnó el mal por antonomasia.