Amón -"el Oculto"- aparece por vez primera en los Textos de las Pirámides del Imperio Antiguo. Junto con Amaunet formaba una pareja de dioses en la doctrina de la creación de Heliópolis. Por lo menos desde el Imperio Medio fue el dios local de Tebas, y formó con Mut y Jons una familia de dioses. En esta época se fundió con Ra, el dios del Sol, para convertirse enn Amón-Ra y de este modo alcanzó el carácter de dios creador universal. En su condición de Amóm-Ra reunió en sí todos los atributos de un dios rey y por ello se le consideró el "rey de los dioses". Amenemhet I, cuyo nombre significa "Amón está a la cabeza", fue el fundador de la XII Dinastía y el primer faraón que incorporó el nombre del dios a su nombre propio. Al comienzo del Imperio Nuevo, hacia el año 1550 a.C., Tebas se convirtió en el centro religioso de Egipto; junto con Ra y Ptah, Amón pasó a ser el dios del Imperio, quien elegía o incluso engendraba al faraón. Amenofis IV-Akhenatón veneró durante su reinado a Atón como dios único. A lo largo de ese período, Amón perdió su posición dominante, su nombre fue borrado y sus imágenes destruidas. Con Tutankhamón, Amón recuperó su anterior preeminencia.
El templo de Amón en Tebas (Karnak) fue desde la XIX Dinastía el mayor santuario del país y en nuestros días sigue siendo uno de los complejos religiosos más grandes del mundo. Si bien Tebas fue perdiendo importancia en los siglos siguientes, Amón no dejó de ser una divinidad significada, como lo demuestra el hecho de que Alejandro Magno se hiciera legitimar como faraón por el oráculo de Amón en Siwa. Las representaciones de Amón lo muestran en general con figura humana, piel azul y una corona alta de doble pluma. También puede adoptar la figura de un carnero o de un ganso.