Forma visible en el cielo del dios del Sol (disco solar). El ascenso y la caída del culto a Atón van inseparablemente unidos con el destino de Amenofis IV (XXVIII Dinastía). Si bien Atón desempeñaba un papel secundario en el nutrido panteón de los dioses, Amenofis IV lo elevó a dios universal, en detrimento de las demás divinidades del país. En el quinto año de reinado, el faraón cambió su nombre de Amenofis IV, "Amón está satisfecho", por el de Akhenatón, "Resplandor de Atón". La corte se trasladó a un lugar virgen, "que no pertenecía a ningún otro dios o diosa", cerca de la actual Tell el-Amarna. Allí se creó la nueva capital, a la que se llamó Akhetatón, "Horizonte de Atón".
El culto a Atón era una potestad exclusiva de la familia real, que conforme al modelo de las tríadas divinnas formaba con Atón una familia sagrada. Las imágenes del período de Amarra dan testimonio de este derecho provativo. Atón, representado como disco solar en el cielo, entrega el signo de la vida con sus largos brazos en forma de razon exclusivamente al rey y a su familia; y sólo la familia real ofrece sacrificios al dios Sol.
Este derecho absoluto y el abandono de los antiguos dioses no gozaron del apoyo de la población. Después de la muerte de Akhenatón, la nnueva ideología no pudo subsistir ni siquiera en la corte real y durante el reinado de Tutankhamón, el faraón niño, se restableció el antiguo orden.